2.2. La argumentación I: reconociendo argumentos

2.2.1. Qué es un argumento

La argumentación es un aspecto crucial de nuestras vidas. Constituye un elemento habitual en los debates políticos, jurídicos, morales y religiosos; nos bombardean con argumentos de manera constante en la publicidad y en la propaganda; tiene un lugar preponderante en las disciplinas que se enseñan en las universidades; y es fundamental para la toma de decisiones en nuestra vida diaria. Por ello, y considerando el lugar que tienen estas actividades en nuestra sociedad, comprender la argumentación es una manera también de comprendernos a nosotros mismos.

Podríamos decir que los argumentos son como herramientas. Es claro que para comprender una herramienta cualquiera debemos ser capaces establecer los propósitos para los cuáles se usa, el material del que está hecha y las diferentes formas que presenta. Si quisiésemos comprender, por ejemplo, que es un destornillador comenzaríamos por destacar que se usan con el propósito de atornillar o desatornillar tornillos, que suelen estar hechos de metal o plástico, y, que se presentan con un mango duro, en distintos tamaños y con distintas terminaciones en sus puntas. ¿Qué característica tienen los argumentos? ¿Qué tipo de herramientas son? Para responder a estas preguntas deberemos establecer los propósitos con los que los usamos, los materiales que los conforman y sus distintas manifestaciones y formas.

La argumentación se encuentra vinculada con ese modo de pensar que llamamos razonar. En el campo del conocimiento en general, y de las ciencias sociales en particular,las creencias no pueden ser sostenidas de manera arbitraria e injustificada, sino que exigimos que estén fundamentadas a partir de razones. Desde una perspectiva general, podemos afirmar que los argumentos nos sirven para conectar esas razones. De hecho, los argumentos sirven y son el soporte para expresar razones. Los buenos argumentos son los que proveen buenas razones que nos permiten tanto justificar creencias y acciones como evitar el error. Con estas ideas sobre la importancia de los argumentos, pasemos a tratar de comprender su naturaleza.

Walter Sinnott-Armstrong y Robert J. Fogelin (2010)1 nos ofrecen la siguiente caracterización de los argumentos:

Un argumento es un conjunto conectado de oraciones, afirmaciones o enunciados, (llamados "premisas") que se proponen para dar razones de cierto tipo a una oración, afirmación o enunciado (llamado "conclusión").(p.3)

Es importante detenernos un momento a reflexionar sobre la definición ofrecida. En la misma, por un lado, se establecen cuáles son las partes que conforman los argumentos, a saber, las premisas y la conclusión. Por otro lado, se está apuntando que los argumentos están determinados por el lenguaje porque tanto las oraciones como las afirmaciones o los enunciados se expresan a partir del lenguaje. Por último, nos indica el propósito o el fin de un argumento que es dar razones para la conclusión.

2.2.1.1. Los fines o propósitos de la argumentación

Una pregunta que nos podríamos hacer es qué tipo de razones se ofrecen en los argumentos para sostener una conclusión. Nuestros propósitos cuando formulamos argumentos pueden ser de distinta naturaleza. Damos razones prácticas para dar cuenta de ciertas acciones que realizamos, damos razones para persuadir a otros de nuestras conclusiones, damos razones para justificar nuestras creencias sobre ciertos temas a debatir o damos razones para explicar la ocurrencia de ciertos hechos. ¿Con qué propósito se usan los argumentos en las ciencias sociales? Una multiplicidad de propósitos alienta la argumentación en este campo de las cuáles destacaremos tres propósitos fundamentales:

a) Los argumentos pueden buscar persuadir o convencer al auditorio al que van dirigidos para aceptar cierta tesis o para realizar cierta vía de acción. En ese sentido, un argumento puede perseguir cambiar el estado mental del auditorio. Por ejemplo, un orador podría ofrecer razones para persuadir sobre el estatus científico de las ciencias sociales. Pero más allá de las razones que ofrezca para tal fin su foco está puesto en lograr el convencimiento del otro. En ocasiones esto puede habilitar la utilización de medios espurios como las falacias, de las que hablaremos luego, y otros recursos retóricos que tengan alguna efectividad para influenciar las opiniones independientemente de las razones. Incluso, cuando la finalidad es la persuasión los hechos referidos en el argumento podrían ser falsos.

b) Los argumentos pueden pretender justificar cierta afirmación (la conclusión) ofreciendo razones para la misma. Aquí el acento no se apoya sobre la persuasión sino más bien sobre el examen cauteloso de razones. Cuando el objetivo es la justificación nos centramos en la selección de las mejores razones para cierta conclusión más allá de que el auditorio crea o no aquello que se está justificando. Es claro que alguien podría tener simultáneamente el propósito de justificar una conclusión y persuadir a su audiencia lo que complica las cosas.

c) Los argumentos pueden servir también al propósito de explicar determinados hechos. Ofrecer una explicación es dar razones para determinar la ocurrencia de cierto evento establecido. Por ejemplo, podríamos ofrecer un argumento para determinar por qué ocurrió la revolución francesa. No tendría sentido establecer una explicación sobre algo falso. Cuando se apunta a una explicación tanto la audiencia como el orador se encuentran convencidos que el hecho en cuestión ocurrió. El objetivo de una explicación es aumentar la comprensión sobre un determinado hecho. En general, explicamos ciertos eventos a partir de ciertos principios o leyes y hechos bien establecidos. Es por ello que las explicaciones suelen tener la siguiente estructura:

(lo que hay que explicar) porque (lo que explica)

donde en el lugar de "lo que hay que explicar" aparece el hecho conocido que se pretende explicar, y en el lugar de "lo que explica" encontramos, por ejemplo, en el caso del modelo nomológico o legal (ver 1.1.5), principios o leyes generales y ciertas condiciones particulares. Recordemos que estas explicaciones pueden ser de dos tipos según la naturaleza de las leyes invocadas en la explicación. En las explicaciones nomológico-deductivas el fenómeno a explicar se sigue de las leyes o principios generales y los hechos ofrecidos de manera necesaria. Por ejemplo:

El agua en el vaso se congeló porque

i. el agua se congela a 0o a una atmósfera de presión, (ley)

ii. el freezer tiene una temperatura de -15°, (condición)

iii. y puse un vaso de agua en el freezer. (condición)

Mientras que en las explicaciones estadístico-inductivas, como las leyes o principios son estadísticos, el fenómeno a explicar no se sigue de manera necesaria. Por ejemplo:

Rodolfo adquirió cáncer de pulmón porque

i. El 80 % de los fumadores adquieren cáncer de pulmón (ley)

ii. y Rodolfo fue fumador durante quince años de su vida. (condición)

2.2.1.2. El lenguaje y la argumentación

En la sección anterior nos concentramos en determinar los diferentes propósitos de la argumentación. Ahora, continuaremos nuestro análisis a partir de examinar la materia de la cual están hechos los argumentos. Señalamos el hecho de que los argumentos están formados a partir de expresiones del lenguaje. La argumentación es un uso particular del lenguaje, es una actividad lingüística. En ese sentido, presentar argumentos es una actividad importante que realizamos con las palabras. Reconocer los usos argumentativos nos lleva a reflexionar sobre las palabras que conforman los argumentos. ¿Qué expresiones son características de los argumentos? ¿Cómo funcionan estas expresiones dentro de los argumentos? Nos centraremos en analizar cómo se utiliza el lenguaje dentro del contexto de la argumentación. Debemos comprender claramente el lenguaje para poder analizar efectivamente los textos que contienen argumentos y distinguirlos de aquellos que no, como así también para reconocer los componentes que constituyen los argumentos.

Enunciados

En la definición que ofrecimos se señalaba que los argumentos están formados por "oraciones, afirmaciones o enunciados". ¿Qué tipo de oraciones son parte de los argumentos? Las oraciones que conforman las premisas y la conclusión de los argumentos son los enunciados. Los enunciados (llamados a veces proposiciones) son oraciones que transmiten información. Ahora bien, no toda oración determina un enunciado. ¿Qué característica tienen los enunciados? Los enunciados son oraciones declarativas (típicamente en el modo indicativo), afirman algo sobre el mundo y, por ello, tiene sentido decir de ellas que son verdaderas o que son falsas. Los siguientes son ejemplos de enunciados:

Pierre Bourdieu era francés.

J. G. A. Pocock era historiador.

HalperinDonghi publicó un libro sobre el pensamiento de Esteban Echeverría.

Como podemos ver, todas estas oraciones son enunciados. Podemos no conocer la nacionalidad de Pierre Bourdieu, o la ocupación a la que se dedicó Pocock, o , incluso, no saber si HalperinDonghi alguna vez escribió un libro sobre Echeverría, pero es indudable que cualquiera de estas oraciones es o bien verdadera o bien falsa. Llamemos valores de verdad a estos dos "valores" (verdadero y falso) que pueden tener los enunciados. Así que, son enunciados todas las oraciones que tienen un valor de verdad, aún en los casos en que no sepamos cuál de ellos tienen.

Indicadores de premisas y de conclusiones

Decíamos que los argumentos están conformados por enunciados, pero no todo conjunto de enunciados configuran un argumento, pues, como dijimos, tiene que haber cierta relación especial entre los enunciados para hacerlo. Para ser más precisos, uno de tales enunciados debe cumplir el rol de conclusión y los restantes de premisas, es decir, de razones a favor de aquél. Consideremos el siguiente ejemplo:

Todos los argentinos son latinoamericanos. Los quilmeños son argentinos. Los quilmeños son latinoamericanos.

¿Hay aquí un argumento? Quizás sí, pero el asunto no es claro porque no se ve a simple vista que se den los roles de premisas y conclusión recién mencionados. No se ve claramente que algunos de los enunciados expresados se presentan como una razones para sostener a otro. Podríamos estar sencillamente frente a una lista de enunciados. Sin embargo, es sencillo modificar el listado ofrecido de modo tal que exprese un argumento.

Todos los argentinos son latinoamericanos. Los quilmeños son argentinos. Por lo tanto, los quilmeños son latinoamericanos.

Ahora tenemos no solo un conjunto de enunciados sino un argumento. La expresión "Por lo tanto" hace evidente que los enunciados que la anteceden son razones, premisas, para sostener la el enunciado que la sigue, la conclusión. Existen, entonces, ciertas expresiones que nos permiten distinguir la función que cumplen los enunciados dentro de los argumentos. Las mismas son de gran ayuda para determinar si el enunciado en cuestión es la conclusión del argumento o se trata de una premisa del mismo e incluso si el conjunto de enunciados o afirmaciones constituye o no un argumento. Algunas de estas expresiones habitualmente anteceden a la conclusión de un argumento como "en consecuencia", "así pues", "por lo tanto", "se sigue que", "implica que", etc.; mientras que otras anteceden a las premisas como "porque", "se debe a que", "pues", "se justifica a partir de", "por la razón de que", etc. Con la aplicación de expresiones de este tipo el hablante expresa la existencia de una relación inferencialentre los enunciados (la conclusión se infiere de las premisas).

Términos

Ahora pongamos una lupa sobre los enunciados para verlos más en detalle. ¿De qué están hechos los enunciados? Los enunciados que conforman los argumentos se estructuran a partir de unidades de significación menores denominadas "términos". En el enunciado (1), por ejemplo, podemos encontrar diversos términos expresados allí como "Pierre Bourdieu", "era", "francés".

Una característica importante de los términos es el hecho de que no son ni verdaderos ni falsos siendo que no afirman ni niegan nada. Es claro que ninguna de las expresiones que recortamos como términos no pueden atribuírseles valores de verdad. A su vez, es importante destacar que algunos términos pueden tener una palabra solamente como el caso de "era" o "francés", mientras que otros términos pueden tener una estructura más compleja.

Otra característica de los términos es que poseen intensión y extensión. La intensión de un término es el conjunto de las propiedadesque sirven para definirlo. Así, por ejemplo, el término "hombre", de acuerdo a la filosofía clásica, abarca las siguientes propiedades "animal racional". La extensión de un término, por otra parte, está determinada por el conjunto de individuos a la que el mismo aplica. Por ejemplo, el término "hombre" aplica al conjunto de los hombres. De acuerdo a su extensión los términos pueden ser singulares como por ejemplo el término "Juan", que sirve para nombrar un único individuo, o universales como es el caso del término "hombre", siendo estos últimos predicables de los individuos. Así, podría predicar "hombre" de Juan o afirmar que Juan es hombre. De hecho, podemos decir que los enunciados más simples que podamos encontrar están formados por un término general o predicado aplicado a un término singular o nombre, por ejemplo, "Juan es hombre" o "Catalina dibuja".

Antiguamente se caracterizaba a los términos como la expresión de conceptos. Se llama "concepto" a la representación mental de una cosa. Sin embargo, no consideraremos en el marco de este curso que los argumentos estén en el cerebro o en la mente sino simplemente como expresiones dadas de un lenguaje. Así pues, podremos prescindir de los conceptos o referiremos siempre a las expresiones lingüísticas más allá de la posibilidad de ser caracterizadas como procesos mentales.

Operadores lógicos

Recién hablamos de enunciados simples formados por un término general y uno singular. Pero la variedad que podemos encontrar en los enunciados es mucho más rica que eso. Existen otro tipo de palabras o expresiones (no se las llama "términos") que permiten armar enunciados más complejos a partir de términos de los tipos mencionados, pero también a partir de otros enunciados. Por ejemplo, reemplazando "Juan" por la palabra "alguien" y "Catalina" por "todos" en los anteriores obtengo los enunciados

(1) Alguien es hombre.

(2) Todos dibujan.

Pero también puedo tomar estos y decir

(3) Alguien es hombre y todos dibujan.

(4) Si todos dibujan, entonces alguien es hombre.

Las expresiones que utilizamos en estas construcciones, a saber, "alguien", "todos", "y", "si...entonces...", caen todas bajo el rótulo de “operadores lógicos". En general, podemos decir que un operador lógico es una expresión que hace dos cosas:

(i) permite construir nuevos enunciados a partir de otros enunciados (como en 3 y 4) o de partes de enunciados (como en 1 y 2), y

(ii) lo hace de tal modo que el valor de verdad del enunciado formado está determinado (de diferentes maneras según el caso) por el valor de verdad que tenía el enunciado que tomó o por una propiedad relacionada con eso si lo que tomó fue una parte de un enunciado y no uno completo.

La primera condición la hemos visto en los ejemplos: el enunciado (3) se forma juntando (1) y (2) mediante la palabra "y", el enunciado (2), en cambio, se forma combinando las expresión "todos" con "...dibujan", que es una parte desgajada de una oración. La condición (ii) es más interesante. Para entenderla hay que tomar en cuenta que una parte de un enunciado como "...dibujan" no tiene valor de verdad, pues no termina de afirmar nada, le falta algo. Por ello, los operadores lógicos son de dos tipos: los que combinan elementos que tienen valor de verdad (enunciados), llamados " conectivas lógicas” y los que combinan elementos que no tienen valor de verdad (los enunciados agujereados, por así decir), llamados “cuantificadores".

Fijémonos en el caso de (3). Es un enunciado y, por tanto, tiene un valor de verdad. Preguntémonos cuál es, ¿cómo podríamos determinarlo? Si lo pensamos es muy sencillo, sólo lo consideraremos verdadero si son verdaderos tanto (1) como (2), que son los ingredientes que lo componen mediante "y". La palabra "y" es por tanto, una conectiva lógica que permite formar un nuevo enunciado combinando otros dos, de tal manera que el enunciado nuevo formado es verdadero siempre y cuando los enunciados que lo componen también lo sean (y es falso en cualquier otro caso). Distinto es el caso de (2), que está formado poniendo la palabra "todos" en el hueco que se aprecia en la expresión "... dibujan" (lo podemos pensar como el resultado de sacar "Catalina" de "Catalina dibuja"). En este caso, no hay enunciados en los ingredientes, ni "todos", ni "... dibuja(n)" tienen valor de verdad, pues no afirman nada. Sin embargo, hay algo interesante allí, pues sí podemos ver que para que sea verdadero "todos dibujan" deben ser verdaderos todos los enunciados que obtendríamos rellenando el hueco en "... dibuja(n)" con algún término singular, es decir, deben ser verdaderos "Catalina dibuja", "Juan dibuja", y todos los demás también. De manera que sí podemos decir que el valor de verdad del enunciado complejo "todos dibujan" está determinado por lo que ocurre con su componente "... dibuja(n)" y es algo que tiene que ver con la verdad.

Presentaremos algunas de las conectivas lógicas más habituales:

La negación: La negación se aplica a un solo enunciado para construir un nuevo enunciado cuyo valor de verdad es el opuesto al del enunciado componente. Por ejemplo, si denunciado (2) es verdadero, el enunciado "No es cierto que todos dibujan" , será falso. Expresiones habituales de la negación son "no", "no es cierto que", "no es el caso que", "es falso que", etc.

La conjunción: La conjunciónconstruye uniendo dos enunciados mediante una expresión como "y", de tal modo que el enunciado formado es verdadero siempre y cuando los que lo componen también lo sean. Antes presentamos a (3) como un ejemplo. Hay que advertir que no sólo "y" o expresiones sinónimas funcionan como una conjunción, lo mismo pasa con "pero" y sus sinónimos. Esto puede parecer extraño, pues no es lo mismo decir "A y B" que "A pero B", por ejemplo, nadie diría "estudié pero aprobé". Sin embargo, desde el punto de vista que nos ocupa, funcionan "y" y "pero" funcionan igual, porque en ambos casos el enunciado que forman es verdadero siempre y cuando los enunciados que combinan lo sean también.

La disyunción: La disyunción combina dos enunciados para formar un tercero que será

verdadero siempre que alguno de los primeros dos lo sea (también si ambos lo son). Típicamente se expresa mediante la palabra "o". Tenemos que considerar que muchas veces, cuando decimos "A o B" queremos decir que debe ocurrir o A o B, pero no ambos. Esta interpretación de "o" constituye otra conectiva, que podemos llamar "disyunción exclusiva", pues determina de manera diferente el valor de verdad del enunciado compuesto a partir de sus componentes. A nosotros nos va a interesar más la primera interpretación (la "inclusiva"), que suele expresarse en documentos legales mediante "y/o". Para ilustrar, si en la carta de un menú se indica que el plato incluye una copa de vino o una gaseosa, seguramente querrá decir que podemos pedir cualquiera de esas bebidas pero no ambas (disyunción exclusiva). En cambio, si en un aviso ofreciendo trabajo se pide en los requisitos que el candidato sepa inglés o francés, no querrán seguramente excluir a quienes hablen ambos idiomas. Habitualmente la disyunción se expresa con las expresiones "o", "o bien..., o bien...", "ya..., ya..." etc.

El condicional: El condicional lo expresa típicamente la frase "si ... , entonces ... ". En los enunciados condicionales distinguimos un antecedente (el enunciado que viene después del "si") y un consecuente (el enunciado que viene a continuación del "entonces"). El antecedente es condición suficiente para el consecuente. Esto significa que al afirmar un condicional estoy afirmando que basta con que ocurra lo que dice el antecedente para que ocurra lo que dice el consecuente. Por ejemplo, "Si Freddy Mercury tuvo SIDA entonces tuvo HIV". En este caso no se está afirmando que efectivamente "Freddy Mercury tuvo SIDA" ni que "Freddy Mercury tuvo HIV". Un enunciado condicional no afirma ni el antecedente ni el consecuente. Lo que se afirma es que no es cierto que el antecedente sea verdadero y el consecuente sea falso. Las expresiones que introducen condicionales son "si..., entonces ... " , "sólo si" , "es condición suficiente", "es condición necesaria", etc. Para resumir, el enunciado formado mediante el condicional sólo es falso cuando el antecedente es verdadero y el consecuente es falso.

El bicondicional: El bicondicional une dos enunciados formando uno nuevo de tal forma que el enunciado formado es verdadero si los que lo componen tienen el mismo valor de verdad (son ambos verdaderos o ambos falsos). Los bicondicionales son, por tanto, enunciados que expresan equivalencia y se expresan típicamente mediante la un poco artificial expresión "si y sólo si".Por ejemplo, "HalperinDonghi es argentino si y solo si estudió en el Colegio Nacional Buenos Aires". Pero, típicamente, también expresamos el bicondicional cuando decimos "siempre y cuando", "cuando y sólo cuando" , "... es equivalente a , "es condición necesaria y suficiente para", etc.

En cuanto a los otros operadores, los cuantificadores, que arman un enunciado a partir de un enunciando agujereado, sólo vamos a hablar de los dos que ya presentamos, a saber, "todos" y "alguien". En el caso de "todos" tenemos el cuantificador universal, que formará un enunciado (como "todos dibujan") a partir de un "enunciado agujereado" (como "... dibuja(n)", que será verdadero si todos los enunciados que surgen de rellenar el agujero en "... dibuja(n)" mediante un término singular (por ejemplo, "Juan dibuja") da un enunciado verdadero.

La expresión "alguien" expresa el cuantificador existencial, en cuyo caso el enunciado compuesto ("alguien dibuja") será verdadero si y sólo si hay al menos un enunciado verdadero formado rellenando "... dibuja(n)" mediante un términos singular, por ejemplo, "Catalina dibuja".

Los nombres son un poco técnicos pero todos utilizamos estas expresiones todos los días en el habla cotidiana y sabemos cómo juzgar si las afirmaciones donde aparecen son verdaderas o falsas.

Las definiciones

A veces se generan debates y argumentos en torno al significado de ciertas palabras. De aquí la importancia de las definiciones. Las definiciones son necesarias para determinar claramente el significado de los términos. Requerimos de las definiciones cuando (1) un término se usa en un sentido técnico cuyo significado no puede darse por supuesto o (2) cuando un término común es usado en un sentido especial. La función de la definición es, entonces, limitar el significado de un término. Cuando definimos hacemos mención del término a definir al que llamamos definiendum y proponemos un conjunto de palabras para aclararlo que llamamos definiens. La finalidad de las definiciones, en vistas al conocimiento, es de carácter clasificatorio como en el caso de la definición por género propio y diferencia específica. Aristóteles definía al hombre (definiendum) como un animal racional (definiens), donde el género es "animal" y "racional" la diferencia específica, aquello que distingue al hombre entre los otros animales.

Para lograr definiciones adecuadas debemos cumplir con ciertas reglas:

■ La definición no debe ser circular. Una definición es circular cuando el definiendum supone la comprensión del definiens. Por ejemplo, si se define al durazno como el

fruto del duraznero y luego se define al duraznero como el árbol que produce duraznos, entonces la definición es claramente circular.

■ No debe ser demasiado amplia ni demasiado estrecha. La extensión del definiendum debe ser igual a la del definiens. Por ejemplo, definir "hombre" como "animal mamífero" (es demasiado amplia y puede incluir otras nociones), "estrella" como "cuerpo celeste, brillante, que determina el sistema solar" (es demasiado estrecha ya que sólo indica al sol como tal).

■ No debe ser metafórica. Por lo tanto debe evitar la vaguedad y la ambigüedad. Por ejemplo, "El hombre es un lobo para el hombre".

■ No debe ser negativa cuando puede ser afirmativa. Por ejemplo, definir "hombre" como "no mujer".

■ No debe recurrirse a sinónimos. Este recurso es problemático porque se evita la definición recurriéndose a una expresión equivalente. Por ejemplo, definir "desastre" como "ruina o catástrofe".

Una estrategia interesante para la definición surge de ciertos desarrollos en el campo de la argumentación. Ciertos sustantivos resultan de abstracciones de formas predicativas, sean estas propiedades o relaciones. Resulta más sencillo definir estas formas que sus abstracciones. En ese sentido es más fácil definir "x es justo" que definir "justicia" o "x conoce que p" que "Conocimiento". Así pues, si pretendemos argumentar, por ejemplo, que Dios es omnipotente requeriríamos una definición de omnipotencia, para ello podríamos analizar el concepto diciendo que "x es omnipotente si y sólo six es capaz de realizar cualquier acto".

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Sinnott-Armstrong, W. y Fogelin, R. J. (2010) Understanding arguments: An Introduction to Informal Logic,Wadsworth, Cengage Learning.